Mirar con amor

Mirar con amor

Estamos en Adviento, tiempo oportuno y privilegiado para escuchar el anuncio de la liberación de la humanidad con el nacimiento de Jesús.  Él trae la vida al mundo. Para los no creyentes esto puede “sonar a chino”, pero los cristianos debemos preparar esta liberación con expectación. ¡Qué bueno es tener motivos para esperar!

La esperanza se abre paso por donde menos imaginamos. Hay tanto dolor, pobreza, injusticia y violencia… que uno pensaría que hasta Dios lo tiene muy difícil. Pero Dios persevera en cada uno de nosotros y sigue apareciendo donde y cuando menos te lo esperas.

En su hijo Jesús, Dios se hace presente en nuestra realidad.  “¿Cómo miraba el hijo de Dios el mundo en el que se encarna?   Con amor… no un amor ciego, sino un amor realista y eficaz, pues tiene el nombre de SALVADOR. Restablece, fortifica, transforma, acerca los hombres a Dios… Con amor mira a María y José, a los pastores y Magos.  Es ese amor que continúa llegando a nosotros en este tiempo de Navidad, sin desfallecer. Este amor acerca a los hombres entre ellos, los hace hermanos”   (P. François).

Mirar con amor no es solo mandar una felicitación navideña, sino ayudar al hermano más cercano. Es compartir nuestro tiempo con nuestros vecinos, amigos  y familiares que tenemos cerca y podemos ir a visitarlos; escuchar a nuestra vecina que tiene problemas y no tiene a quien contárselos. Es visitar a esa tía mayor que nunca tenemos tiempo de ir a verla; al anciano que está tomando el sol y nadie se detiene a decirle algo o jugar con los niños que están de vacaciones. Dejemos estos días a un lado el móvil, watshapp o facebook  y compartamos la alegría del encuentro con los que nos rodean. En definitiva,  vivamos las fiestas más entrañables del año celebrando la venida del Niño Jesús con nuestra familia, amigos, y personas cercanas a nosotros.

Mirar con amor no es solo dar una limosna para los hermanos del Tercer mundo, sino hacernos solidarios efectiva y afectivamente con ellos. 

Mirar con amor no es dejarnos deslumbrar por las luces artificiales de nuestras calles, es ser nosotros mismos portadores de la luz que trae Jesús en Belén.  Jesús es la luz de Dios que ilumina a todos los hombres en medio de las tinieblas y las dificultades. Él es el bien, la vida, la verdad del ser humano. Dios se hace tan cercano que se puede ver y tocar.

“Mirar con amor es la verdadera forma de mirar. Si amo, sobrepaso rápidamente la superficie; veo rápidamente las riquezas de mi hermano. Veo también lo que le falta. Entonces mi amor no es condena, sino bondad, deseo de curar las heridas, de llenar vacíos”… (P. François)

¡FELIZ NAVIDAD PARA TODOS!

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