Es el lema que ha presidido este año la XLI Asamblea General de la Fraternidad española, celebrada en Segovia del 2 al 4 de junio de 2017, con la que finaliza el servicio del Equipo General saliente y se abre una etapa llena de esperanza, con la elección del nuevo.
Lo primero que destacamos a la hora de hacer una valoración de estos últimos cuatro años es que Frater somos una familia. Lo hemos experimentado en cada uno de los encuentros que hemos tenido tanto a nivel general, como en las visitas o contactos con cada una de las Fraternidades diocesanas o de Zona. Como toda familia que se precie, con sus momentos buenos, compartiendo dificultades, celebrando logros, sufriendo tensiones en momentos puntuales, pero intentando caminar en comunión y poniendo lo mejor de nosotros mismos al servicio de lo que ha ido proyectando la Comisión General y del proyecto evangelizador de nuestro Movimiento. Una familia que quiere testimoniar que está viva. Queremos transmitir, y que lo intentemos vivir todos, nuestro testimonio de personas activas que a pesar de pasar por circunstancias difíciles, sabemos superar barreras y seguir caminando con esperanza y fortaleza, sabiendo que nuestro motor es la fe en Jesucristo que nos dice: “Levántate y anda”(Mc. 2,11). Gracias a todos por vuestra acogida y colaboración generosa.
A lo largo de los sesenta años que lleva implantada la Frater en España, se han sucedido muchas etapas, han ido dejando parte de su vida muchas personas, se han empleado muchas fuerzas y muchas energías; se han vivido momentos de inquietud, de grandes ilusiones, de nuevas expectativas. Han sido etapas de cambios, de relevos, de trabajo por y para la Fraternidad. Nuestra Fraternidad. La que nos ha potenciado como personas y que nos ha ayudado a sentirnos miembros vivos y activos dentro de la sociedad y de la iglesia y a proclamar el Evangelio de Jesús. Nos hemos ido formando, hemos aprendido a asumir responsabilidades, a adquirir compromisos, a sentirnos “útiles” estando al servicio de aquellas personas que aún han tenido menos oportunidades que nosotros.
Ahora se abre un nuevo camino. Hemos elegido un nuevo Equipo General. Nuevas personas, algunas con un importante bagaje en la vida de Frater, con nuevas ilusiones e inquietudes. Corren nuevos tiempos y van surgiendo nuevas e interesantes expectativas de futuro. Deseamos que vivan esta nueva etapa con serenidad, sin agobios, con la confianza de sentirse en común unión con toda la Fraternidad que también ha confiado en ellos y, sobre todo, con la certeza de que en el camino no irán solos. Gracias por vuestra generosidad.
Somos llamados a anunciar el Evangelio desde abajo, con el testimonio de nuestra vida y el esfuerzo por conseguir una vida digna, mostrando el rostro de Jesucristo a las personas que nos necesitan, en especial a los más solos y débiles, a través de nuestras acciones, actitudes y palabras. A proclamar que la fuerza del evangelio es capaz de poner en pie a toda persona.
El Equipo General
